Jim Thompson: 1280 almas

 

9788498678451Una vez más os animo a que os acerquéis al club de lectura y participéis en nuestras conversaciones sin compromiso alguno, pues cada vez sois más los que seguís estos correos y leéis los libros que nos proponemos comentar aunque no os haya dado tiempo a leerlos. No sólo descubrimos todos (yo el primero) escritores poco o mal conocidos, sino que además siempre podemos encontrar  nuevos matices que nos habían pasado desapercibidos.

En cuanto los escritores a leer, mi criterio siempre ha sido seguir un orden cronológico porque ofrece la ventaja de contextualizar mejor los estilos dentro de la narrativa criminal y comparar sus diferentes tradiciones, pero eso no impide que podamos hacer incursiones unos años adelante o atrás en función de qué autores o estilos puedan interesarnos. Tampoco resulta extraño que nos cueste dejar atrás los años 30 o 40 del siglo XX en la narrativa policial americana. Pronto comprobaréis que son los mejores.

Nuestro autor elegido para marzo es Jim Thompson. Un escritor duro y contundente en la mejor tradición de la novela negra americana que imprime un sesgo muy personal que nos recuerda a James M. Cain y la rama “tough” o más dura de la novelística americana criminal. Para entendernos, la narrativa criminal americana que podemos considerar más clásica, tiene tres materias o temas principales: los detectives privados (lo que los americanos llaman hard boiled); las historias de gánsters y delincuentes profesionales (las crook stories); y las historias de tipos más o menos normales que acaban convirtiéndose en criminales (las toughs stories). Horace Mccoy militaba es esta última liga (como James Cain, David Goodis y, sobre todo, Jim Thompson, que es el más brutal de todos y tiene la virtud del enfoque psicológico sin la jerga psicológica. Virtud que cultivó mucho tiempo Patricia Highsmith.

Su novela “Los timadores” sirvió de base para la excelente película dirigida por Stephen Frears con Anjelica Huston y John Cusack, en 1990, aunque la novela que leeremos y comentaremos en el club será «1280 almas», que es la más característica de Thompson. Y la otra novela que os recomiendo es “El asesino dentro de mi cabeza” si podéis conseguirla.

Os cito una reseña de la biografía de Jim Thompson de Robert Polito cuyo título, Arte salvaje, es bastante ilustrativo: “Tras las palabras de Polito encontramos muchas vivencias y episodios, desde la época en la que estuvo más ligado al comunismo hasta aquella otra en la que se ganó el pan como redactor de periódico. Vidas diferentes que se encuentran en un mismo punto: siempre fueron breves. Thompson salta a conciencia de una punta a la otra del país, prueba suerte en Hollywood y mantiene una colaboración tempestuosa con Kubrick; vive el rechazo a sus libros y la obligación de escribir basura para seguir a flote; Marcel Duhamel eligió 1.280 almas como libro 1.000 de su série noire y en Estados Unidos le destrozaban una novela como La huida para adecuarla a un tipo como Steve McQueen. Un poco de todo, un poco de nada. A diferencia de Chester Himes, no tuvo la fortuna de poder emigrar a Francia para que su obra se revalorizase ante los buenos ojos de la vieja Europa”.

Jim Thompson: 1280 almas

En primer lugar quería felicitaros por la pasión e interés que estoy detectando en nuestros9788498678451 clubes de lectura. Es evidente que encontrar a un buen escritor como es el caso de Mccoy  contribuye a ello, pero también me parece que el clima de confianza  en nuestras tertulias también influye y hace la conversación viva y penetrante.

En segundo lugar, mi criterio siempre ha sido seguir un orden cronológico porque ofrece la ventaja de contextualizar mejor los estilos dentro de la narrativa criminal y comparar sus diferentes tradiciones, pero eso no impide que podamos hacer incursiones unos años adelante o atrás en función de qué autores o estilos puedan interesarnos. Tampoco resulta extraño que nos cueste dejar atrás los años 30 o 40 del siglo XX en la narrativa policial americana. Pronto comprobaréis que son los mejores.

Nuestro autor elegido para el próximo 8 de marzo es Jim Thompson y la novela, «1280 almas». Un escritor duro y contundente en la mejor tradición de la novela negra americana que imprime un sesgo muy personal que nos recuerda a James M. Cain y la rama “tough” o más dura de la novelística americana criminal. Para entendernos, la narrativa criminal americana que podemos considerar más clásica, tiene tres materias o temas principales: los detectives privados que ponen patas arriba las situaciones que investigan (lo que los americanos llaman hard boiled); las historias de gánsters y delincuentes profesionales (las crook stories); y las historias de tipos más o menos normales que acaban convirtiéndose en criminales (las toughs stories). Horace Mccoy militaba es esta última liga (como James Cain, David Goodis, que toca también las crook stories, y sobre todo Jim Thompson, que es el más brutal de todos y tiene la virtud del enfoque psicológico sin la jerga psicológica. Virtud que cultivó mucho tiempo Patricia Highsmith.

timadoresSu novela “Los timadores” os permitirá la comparación con la excelente película dirigida por Stephen Frears con Anjelica Huston y John Cusack, en 1990, aunque la novela que leeremos y comentaremos en el club será «1280 almas», que es la más característica de Thompson. Y la otra novela que os recomiendo es “El asesino dentro de mi cabeza.

Os cito una reseña sobre una biografía de Jim Thompson de Robert Polito cuyo título, Arte salvaje, es bastante ilustrativo: “Tras las palabras de Polito encontramos muchas vivencias y episodios, desde la época en la que estuvo más ligado al comunismo hasta aquella otra en la que se ganó el pan como redactor de periódico. Vidas diferentes que se encuentran en un mismo punto: siempre fueron breves. Thompson salta a conciencia de una punta a la otra del país, prueba suerte en Hollywood y mantiene una colaboración tempestuosa con Kubrick; vive el rechazo a sus libros y la obligación de escribir basura para seguir a flote; Marcel Duhamel eligió 1.280 almas como libro 1.000 de su Série noire y en Estados Unidos le destrozaban una novela como La huida para adecuarla a un tipo como Steve McQueen. Un poco de todo, un poco de nada. A diferencia de Chester Himes, no tuvo la fortuna de poder emigrar a Francia para que su obra se revalorizase ante los buenos ojos de la vieja Europa”.

La biografía de Jim Thompson, junto a la citada reseña, os será útil para situar al autor.

No os lo perdáis, no sabéis lo que os espera.

Horace Mccoy: ¿Acaso no matan a los caballos?

Una vez más, reitero mi invitación a todos los que tengáis aunque sea una ligera curiosidadlibro_1363452992 por conocer un poco más al famoso género criminal, «negro» o policial que tanto ha influido en la literatura como en el teatro y el cine contemporáneos, y una vez más os animo a que participéis hayáis leído o no las lecturas objeto de nuestras tertulias.

Pese a que la convención literaria debería hacernos retroceder unos pocos años de las historias de MacDonald, ambientadas en los años 40 de la postguerra, para dejar la California del último detective privado digno de este oficio en la narrativa americana, y desembarcar en otro de los grandes de la literatura de crímenes, James M. Cain, en los tiempos de la depresión y de preguerra, y descubrir la otra gran rama de la novela criminal, las historias «duras» de criminales, que giran en torno a la psicología de personas corrientes y comunes que terminan cayendo en el crimen, cualquier club de lectura que se honre no debería pasar de puntillas ni ignorar a Horace Mccoy, escritor menos conocido que, aunque impactante, todavía se ha seguido calificándolo como autor menor o menos importante, al igual que la crítica más superficial. Es cierto que coetáneos suyos, como el mucho más conocido James M. Cain, con su famosa novela (y película) El cartero siempre llama dos veces, o casi coetáneos como Cornell Woolrich, David Goodis o Jim Thompson, siempre se han beneficiado de más fama, pero una consideración un poco más profunda de las cosas obliga a leer tanto a Mccoy como a Cain pero a comentarlos por separado. A fin de cuentas, nos encontramos con dos escritores que nacen en los años noventa del siglo XIX y aunque mueren en 1955 (Mccoy) y en 1978 (Cain), escriben sus mejores novelas en los años 30 y 40, y absorben ese mundo terrible de los años de la depresión, al menos lo suficiente como para escribir las obras más prototípicas del género criminal americano en su rama «tough» o «dura». Ya hablaremos de las peculiaridades de Cain y su maestría en definir a la femme fatal.

Horace Mccoy fue tal vez el escritor más ignorado y olvidado por la crítica y los editores norteamericanos, y se vio obligado a trabajar de guionista haciendo un trabajo que aquí conocemos como de «negro». «Tuvieron que pasar 40 años -nos dice el traductor de la versión española de Los sudarios no tienen bolsillos- desde sus primeras publicaciones para que los nuevos críticos norteamericanos revaluaran su trabajo. Foster Hirsch calificó su obra como la «de un contenido social más preciso» de toda la literatura hard-boiled; O’Brien situó sus libros en «el centro de la narrativa negra»; Saturack descubrió sus novelas como «brillantes», llegando todos ellos con 20 años de retraso al reconocimiento que al trabajo de McCoy habían otorgado en Francia personajes como Jean Paul Sartre o André Malraux». Ya sabéis de la mano de quién conocieron estos últimos las obras de Mccoy: de la famosa Sèrie Noir de Gallimard.

De hecho, uno de los elementos clave que caracteriza para muchos españoles a la «novela negra» -concepto en el que he insistido mucho que no creo- es su contenido de crítica social y, pese a que siempre he creído que este elemento es vasallo del realismo que caracteriza y es sustancial al género, en Horace Mccoy, si hay algo que resulta patente es su mirada acerca de la violencia como fruto de la marginación económica y de la opresión social, algo que no es necesario discutir con sólo recordar la trama de su novela más famosa: ¿Acaso no matan a los caballos?, gracias a la  película de Sydney Pollack, Danzad, danzad, malditos.

Nuestro autor elegido es por tanto Horace Mccoy, y como sus novelas son relativamente cortas, leeremos dos de sus mejores obras: ¿Acaso no matan a los caballos? y Los sudarios no tienen bolsillos. Espero que profundizar en este escritor nos permitirá descubrir una vez más que apartarse de la senda de los más famosos siempre nos aporta sorpresas y revelaciones interesantes.

Os espero a todos en nuestro siguiente club de lectura, que será el miércoles 15 de febrero.