Maj Söjwall y Per Wahllöö: El hombre del balcón y Los Terroristas

id_11076_balconLa cronología siempre es el criterio rey para mí (sin que tenga que resultar rígida) y la cronología de los 60, nos enfrentaba a un dilema: o seguir  en Estados unidos y conocer a algún escritor contemporáneo de Chester Himes, o nos toca volver a  cruzar el charco y ver qué era lo que estaba pasando en Europa. Y la renovación de la novela policíaca (o si somos rigurosos, de la narrativa  criminal en forma de tal) se produce en Suecia y se va a quedar en Escandinavia casi desde entonces. Simenon no puede hacer olvidar su  condición de escritor de derechas (brillante y realista, incluso crítico) pero con un pasado tenebroso; los españoles se van a debatir entre la imitación de la novela negra americana (Reverte, Madrid), su epifanía (Vázquez Montalván) o la adaptación al costumbrismo (como vimos con García Pavón); los franceses, entre la novela política de izquierdas (Manchette) y el psicodrama de suspense (Narjenac & Boileau, inspiradores del Vértigo de Hitchcock); los italianos entre la ruptura de Servanenko y el estilismo de Giovanni; los ingleses aferrados al formalismo de P. D. James… Es entonces cuando en 1965 aparece una pareja de periodistas suecos, Maj Söjwall y Per Wahlöö, que publica una novela: Rosseanna…  El cadáver de una chica aparece en Estocolmo cuando se draga un canal… Nadie la ha echado de menos, nadie conoce su identidad, no hay presión mediática ni policial por resolver el asunto, sólo la tenacidad de un policía sin cualidades ni atractivos especiales, un hombre normal, incluso algo gris, con problemas familiares de lo más vulgares, Martin Beck. Desde ese año, las traducciones de las novelas de Maj Söjwall y Per Wahlöö se multplican, y con el certificado de calidad sueco los países del sur de Europa (incluida Francia) empiezan a contemplar la posibilidad de que existan policías con el mismo nivel de honradez y heroicidad anónimas que periodistas, detectives privados, abogados o jueces. El patrón de la novelística  criminal europea (la americana ya lo ha hecho a su modo, por ejemplo con Chester Himes) cambia y acepta las comisarías de policía como algo más que un escenario sórdido… Curiosamente, Maj Söjwall y Per Wahlöö reconocen su deuda con otro escritor americano, Ed Mcbain (seudónimo de Salvatore Lombino), autor de varias novelas de éxito cuyas tramas giran en torno a los policías de la Comisaría 87 de la imaginaria (pero muy americana) ciudad de Isola. Como Mcbain, los periodistas suecos convertirán a los policías del grupo de homicidios de Estocolmo, bajo las órdenes de Beck, en los protagonistas de sus historias.los_terroristas_ok_215x325La novela elegida para leer este mes por su poder hipnótico es El hombre del balcón, (Rosseanna os la puedo enviar a los que os guste repetir). Y por si os da tiempo con las vacaciones, la última novela que escribió la pareja: Los Terroristas, para que podáis comparar la evolución de los personajes y de las circunstancias.

Podéis leer los prólogos a las dos primeras novelas de esta pareja de dos escritores poco sospechosos de mediocres y desde luego nada de ingratos: Henning Mankell y Jo Nesbö. Ambos reconocen la deuda con los dos periodistas suecos. Desde luego, la tienen. Y no hubiera importado que no hubieran sido conscientes de ello.

Chester Himes: Por amor a Imabelle y Empieza el calor

md6028062858Chester Himes es probablemente el mejor escritor negro americano del género criminal. La novela que vamos a leer es la primera de las que escribió ambientadas en Harlem y protagonizadas por dos de sus personajes más conocidos, dos duros policías de Harlem de color, Ataúd Johnson y Sepulturero Jones: Por amor a Imabelle. 

En la pequeña biografía que James Sallis dedica a Chester Himes (junto a Jim Thompson y David Goodis) en Vidas difíciles, se nos revela un pequeño secreto sobre el origen de la peculiar poética de Himes: después de escribir Mamie Mason -una novela autobiográfica y no calificable como criminal aunque inspirada en la propia biografía del autor-, desesperado por conseguir dinero en París, fue el propio Marcel Duhamel -director de la Serie Noir de Gallimard- quien le encargó que escribiera estas historias “realistas” de detectives sobre Harlem. El propio Himes, en su autobiografía El absurdo de mi vida, confesaba: “Me sentaba en mi cuarto y me ponía histérico pensando en la salvaje e increíble historia que estaba escribiendo. Pero pensaba que era solo para los franceses y que ellos se creerían cualquier cosa de los americanos, blancos o negros, si era lo bastante perversa. Además creía que lo que estaba escribiendo era realismo. Nunca se me ocurrió penar que estaba escribiendo absurdo. El realismo y el absurdo son tan parecidos en la vida de los negros americanos, que no se puede decir donde está la diferencia”.

Chester Himes no tuvo mucho éxito en Estados Unidos, y eso se explica al conocer algunos detalles de su biografía, como su estancia en la cárcel por un delito de robo a mano armada o sus experiencias, una vez excarcelado, trabajando como mayordomo y cocinero para el escritor Louis Bromfield, con quien se trasladó a Los Ángeles para escribir guiones y colaborar con la oficina de guerra. Entre 1944 y 1945 él y su mujer viven en Harlem. Allí publica su primera novela Si grita, suéltale en 1945, en la que denuncia, en su forma particular, el racismo norteamericano. Porque una de las cosas que más llama la atención de este escritor negro capaz de retratar la brutalidad de la marginación social en EE.UU. es la ausencia total de victimismo afroamericano. Tal vez algo que le hizo no encajar bien en su propio país como escritor. En sus propias palabras: “América me hizo mucho daño. Cuando luché por medio de la literatura decidieron destruirme; nunca sabré si a causa de ser yo un degenerado ex presidiario que rehusaba llevar el hábito de penitencia, o un negro que no aceptaba el problema de los suyos como propio”, apunta en el primer tomo de su autobiografía, La cualidad del sufrimiento (Ed. Júcar, 1988). Ese destino de escritor ignorado lo compartió con el otro escritor de su generación que ya conocemos, Jim Thompson.

Como complemento de la novela elegida, la primera de la serie, os recomiendo tambiénEmpiezaCalorCubierta  Empieza el calor, para que el calor de un verano de Harlem de los años 60 del XX (la primera edición de esta novela es de 1966) nos consuele del inminente calor de Valencia. Y como regalo especial: Un ciego con una pistola. Ambas novelas cierran la serie de ocho narraciones protagonizadas por Ataúd Johnson y Sepulturero Jones, esta última se publicó originalmente en 1969, cuando Chester Himes acababa de instalarse en Moraira con su tercera esposa: Lesley Packard, en donde moriría finalmente. Tenéis estos pormenores en su biografía.

Espero que las disfrutéis, hasta el próximo miércoles 5 de abril a la hora acostumbrada.

Jim Thompson: 1280 almas

En primer lugar quería felicitaros por la pasión e interés que estoy detectando en nuestros9788498678451 clubes de lectura. Es evidente que encontrar a un buen escritor como es el caso de Mccoy  contribuye a ello, pero también me parece que el clima de confianza  en nuestras tertulias también influye y hace la conversación viva y penetrante.

En segundo lugar, mi criterio siempre ha sido seguir un orden cronológico porque ofrece la ventaja de contextualizar mejor los estilos dentro de la narrativa criminal y comparar sus diferentes tradiciones, pero eso no impide que podamos hacer incursiones unos años adelante o atrás en función de qué autores o estilos puedan interesarnos. Tampoco resulta extraño que nos cueste dejar atrás los años 30 o 40 del siglo XX en la narrativa policial americana. Pronto comprobaréis que son los mejores.

Nuestro autor elegido para el próximo 8 de marzo es Jim Thompson y la novela, «1280 almas». Un escritor duro y contundente en la mejor tradición de la novela negra americana que imprime un sesgo muy personal que nos recuerda a James M. Cain y la rama “tough” o más dura de la novelística americana criminal. Para entendernos, la narrativa criminal americana que podemos considerar más clásica, tiene tres materias o temas principales: los detectives privados que ponen patas arriba las situaciones que investigan (lo que los americanos llaman hard boiled); las historias de gánsters y delincuentes profesionales (las crook stories); y las historias de tipos más o menos normales que acaban convirtiéndose en criminales (las toughs stories). Horace Mccoy militaba es esta última liga (como James Cain, David Goodis, que toca también las crook stories, y sobre todo Jim Thompson, que es el más brutal de todos y tiene la virtud del enfoque psicológico sin la jerga psicológica. Virtud que cultivó mucho tiempo Patricia Highsmith.

timadoresSu novela “Los timadores” os permitirá la comparación con la excelente película dirigida por Stephen Frears con Anjelica Huston y John Cusack, en 1990, aunque la novela que leeremos y comentaremos en el club será «1280 almas», que es la más característica de Thompson. Y la otra novela que os recomiendo es “El asesino dentro de mi cabeza.

Os cito una reseña sobre una biografía de Jim Thompson de Robert Polito cuyo título, Arte salvaje, es bastante ilustrativo: “Tras las palabras de Polito encontramos muchas vivencias y episodios, desde la época en la que estuvo más ligado al comunismo hasta aquella otra en la que se ganó el pan como redactor de periódico. Vidas diferentes que se encuentran en un mismo punto: siempre fueron breves. Thompson salta a conciencia de una punta a la otra del país, prueba suerte en Hollywood y mantiene una colaboración tempestuosa con Kubrick; vive el rechazo a sus libros y la obligación de escribir basura para seguir a flote; Marcel Duhamel eligió 1.280 almas como libro 1.000 de su Série noire y en Estados Unidos le destrozaban una novela como La huida para adecuarla a un tipo como Steve McQueen. Un poco de todo, un poco de nada. A diferencia de Chester Himes, no tuvo la fortuna de poder emigrar a Francia para que su obra se revalorizase ante los buenos ojos de la vieja Europa”.

La biografía de Jim Thompson, junto a la citada reseña, os será útil para situar al autor.

No os lo perdáis, no sabéis lo que os espera.

Horace Mccoy: ¿Acaso no matan a los caballos?

Dicen que rectificar es de sabios y, aunque renuncio a tamaña aspiración, voy a rectificar 5981algo importante para nuestro próximo club. Ello es fruto de mi documentación en torno a Horace Mccoy, escritor que aunque me impactó cuando lo leí, todavía he seguido calificándolo como autor menor o menos importante que coetáneos suyos, como el mucho más conocido James M. Cain, con su famosa novela (y película) El cartero siempre llama dos veces. Además, tanto Mccoy como Cain merecen ser leídos y comentados por separado. A fin de cuentas, nos encontramos con dos escritores que nacen en los años noventa del siglo XIX y aunque mueren en 1955 (Mccoy) y en 1978 (Cain), escriben sus mejores novelas en los años 30 y 40, y absorben ese mundo terrible de los años de la depresión, al menos lo suficiente como para escribir las obras más prototípicas del género criminal americano.

Ya hablaremos de las peculiaridades de Cain, Mccoy es tal vez el escritor más ignorado y olvidado por la crítica y los editores norteamericanos, y se vio obligado a trabajar de guionista haciendo un trabajo que aquí conocemos como de «negro». «Tuvieron que pasar 40 años -nos dice el traductor de la versión española de Los sudarios no tienen bolsillos– desde sus primeras publicaciones para que los nuevos críticos norteamericanos revaluaran su trabajo. Foster Hirsch calificó su obra como la «de un contenido social más preciso» de toda la literatura hard-boiled; O’Brien situó sus libros en «el centro de la narrativa negra»; Saturack descubrió sus novelas como «brillantes», llegando todos ellos con 20 años de retraso al reconocimiento que al trabajo de McCoy habían otorgado en Francia personajes como Jean Paul Sartre o André Malraux». Ya sabéis de la mano de quién conocieron estos últimos las obras de Mccoy, de la famosa Sèrie Noir de Gallimard.

bigDe hecho, uno de los elementos clave que caracteriza para muchos españoles a la «novela negra» -concepto en el que he insistido mucho que no creo- es su contenido de crítica social y, pese a que siempre he creído que este elemento es vasallo del realismo que caracteriza y es sustancial al género, en Horace Mccoy si hay algo que resulta patente es su mirada acerca de la violencia como fruto de la marginación económica y de la opresión social, algo que no es necesario discutir con sólo recordar la trama de su novela más famosa: ¿Acaso no matan a los caballos?, gracias a la  película de Sydney Pollack, Danzad, danzad, malditos.

Nuestro autor elegido es por tanto Horace Mccoy, y como sus novelas son relativamente cortas, en lugar de agobiarnos con dos autores y dos novelas diferentes, leeremos dos de sus mejores obras: ¿Acaso no matan a los caballos? Los sudarios no tienen bolsillos. Espero que profundizar en este escritor nos permitirá descubrir una vez más que apartarse de la senda de los más famosos siempre nos aporta sorpresas y revelaciones interesantes.

Os espero a todos en nuestro siguiente club de lectura, que será el miércoles 8 de febrero.

Ross MacDonald: El blanco móvil

41mrxozynhl-_bo1204203200_Antes de nada, permitidme felicitaros las navidades y desearos un próspero y feliz año.

Nuestro autor elegido, Ross Macdonald, es uno de los novelistas seguidores de la senda abierta por Hammett y Chandler en la definición de la versión americana y realista del género criminal que se ha dado en llamar “novela negra”. Y en mi opinión uno de los mejores.

Macdonald es un escritor en muchas cosas a la altura de los dos creadores clásicos del género que en América fue conocido como hard boiled (literalmente: ebullición dura y traducible como historias de detective duras). Junto a estas, las historias tough (duras) manejaban el punto de vista del delincuente y permitían que  éste adquiriera el protagonismo criminal, aunque no fuera un delincuente profesional, como en El cartero siempre llama dos veces. Y en las crook-stories (narraciones de delincuente), un pistolero o varios gángsters, como en El pequeño César o La jungla de asfalto, eran los protagonistas. La variante tough llevará al subgénero de la psicología criminal, a través de escritores que indagan en los móviles del delito, como Jim Thompson o Patricia Highsmith, mientras que las historias de delincuente han venido en conocerse como relatos de acción o thrillers.

La expresión novela negra no nacerá hasta que Marcel Duhamel, siguiendo la ocurrencia de Jacques Prèvert traductor de William Irish, titule en 1945 como Série Noire la primera colección de Gallimard dedicada a novelas en que según él: “se ven policías más corrompidos que los bandidos a los que se persiguen, (…) el simpático detective no siempre resuelve el misterio, (…) a veces no hay misterio; otras, ni siquiera hay detective, pero (…) queda la acción, la angustia, la violencia…”

Quede esto dicho para aquellos a quienes cuesta desprenderse de la expresión novela negra o pretenden extenderla a toda la trayectoria de la narrativa criminal. Ya sabéis que una de las razones de este club de lectura es aprender a distinguir géneros, etapas y estilos.

Macdonald es el seudónimo de Kenneth Millar, cuya esposa Margaret Millar era una escritora de éxito, lo que le indujo a buscar el alias de Ross Macdonald, y empezó como escritor de historias pulp (como todos los clásicos del género en EE.UU.). Y su detective Lew Archer hizo su primera aparición en 1946 en la novela Find the Woman; y reapareció  en The Moving Target, en 1949. Esta novela, primera de una serie de ocho, formó el argumento principal del filme de Paul Newman: Harper, investigador privado (1966). Por tanto, serán The Moving Target  (El blanco móvil), junto a La sonrisa de marfil, (en algunas traducciones La mueca de marfil) las novelas elegidas para estrenarnos con Macdonald. La película citada de Paul Newman, para gozar de ese contraste entre novela y cine como fórmulas narrativas distintas pero íntimamente ligadas, podéis disfrutarla estas vacaciones (la tenéis disponible en el videoclub Stromboli, en Centelles,17).

Os espero a todos en nuestro siguiente club de lectura, que será el miércoles 11 de enero del año inminente.

Un muy cordial saludo a todos y mis mejores deseos para estas navidades y el año entrante.

Reapertura del Club de Lectura de la Asociación Senior de la U.P.V.

pjoi7xkEl año pasado iniciamos un Club de Lectura de Novela Criminal abierto a todos aquellos miembros de la Asociación Senior que os apeteció conocer un poco el género negro y criminal. Comentamos la posibilidad de continuarlo el presente curso y me han comunicado que efectivamente una docena de vosotros ha decidido continuar con la experiencia. Quería agradeceros la confianza y que por supuesto podéis contar conmigo para llevarlo adelante un año más, El club está a vuestra disposición, insisto una vez más, sin que exija por parte de quien tenga interés la obligación de leer la novela seleccionada, ya que el objetivo no es solo disfrutar de la lectura y compartir opiniones, sino conocer el género y el autor y tener motivos para leerlo. Que nadie se abstenga de asistir por no haber tenido tiempo de leer la novela de ese mes.

El plan de lecturas inicial, sometido a las preferencias de los asistentes, es que se señalaba en la anterior entrada.

Nos quedamos con Raymond Chandler porque decidimos entretenernos con más lecturas de las programadas para cada sesión y escritores como Dasshiel Hammett o Raymond Chandler, que señalan el arranque de la novela de suspense americana, sustanciaron dos sesiones. Y eso teniendo en cuenta que nos saltamos a escritores como Burnett (La jungla de asfalto), Cain (El cartero siempre llama dos veces), MacDonald (Con el agua al cuello), o Thompson (1280 almas) y otros que orbitaron en la senda abierta por Hammett y Chandler.

loscrimenesdelobispo Durante el verano os envié un libro de Cornell Woolrich (Las garras de la noche), de seudónimo: William Irish, un escritor que ha inspirado películas de Hitchcock y de Truffaut, y al que incluso se le debe el término «negro» como calificativo del género; un volumen con los cuentos de Dashiell Hammett, (catalogado como un escritor duro y seco, para que vierais que no lo es tanto) y Los crímenes del obispo, del elegante escritor neoyorquino S.S. Van Dine, seudónimo de un crítico de arte: Willard Huntington Wright, y creador de uno de los más elegantes y ricos detectives clásicos: Philo Vance, (muy civilizado, desde luego)…

Espero que hayáis tenido tiempo de leerlos y disfrutarlos y que podamos comentarlos en nuestra sesión de reapertura.  Procuraré exponer lo que significa cada uno de estos escritores  en la trayectoria de la narrativa criminal americana. Creo que eso nos servirá como una buena introducción al próximo curso de nuestro Club. En adelante, seguiremos con el plan de lecturas que decidamos.

Os espero a todos pues el próximo miércoles 9 de noviembre.

 

 

 

Luis Valera

Programación del club de la A. Senior

El Club de lectura de narrativa negra y criminal que se propone para la Asociación Senior de la U. Politécnica de Valencia tiene por objetivo hacer un recorrido desde los orígenes del género hasta el momento actual leyendo las obras originales más importantes.Portada Club Senior

La idea es conocer a fondo la evolución y cambios que se han producido en el género en el siglo y medio que lleva en vigor, calibrar su calidad, su particular equilibrio entre ficción y realidad, entretenimiento y reflexión, sus tópicos y reglas… Y, lo más importante, conversar a gusto sobre todo ello una vez leídos a los mejores autores.

1ª Sesión: La creación del género criminal.
Lecturas: E. A. Poe: Los crímenes de la calle Morgue / La Carta robada (1845) / Emile Gaboriau: El caso Lerouge (1866).
2ª Sesión: La consolidación del canon detectivesco.
Lecturas: A. Conan Doyle: Estudio en escarlata (1887). / Las aventuras de Sherlock Holmes (1891).
3ª Sesión: La edad de oro: la novela detectivesca clásica.
Lecturas: G. K. Chesterton: La incredulidad del padre Brown (1926) /Agatha Christie: Asesinato en el Orient Express (1934).
4ª Sesión: La edad de plata: la novela negra americana.
Lecturas: Dashiell Hammett: Una mujer en la oscuridad (1933) /Raymond Chandler: El sueño eterno (1939).
5ª Sesión: La novela policial europea y la supremacía del modelo americano.
Lecturas: George Simenon: Pietr el letón (Maigret, 1931-32)/Ross Macdonald : La mueca de marfil (1951).
6ª Sesión: La consolidación de la nueva novela policial europea: Suecia.
Lecturas: Per Wählo y Maj Sjowall: Rosseanna (1965) / El hombre del balcón (1967).
7ª Sesión: El intento de recreación de la novela negra en España.
Lecturas: Juan Madrid: Un beso de amigo / Las apariencias no engañan (1980-82).
M. Vázquez Montalbán: Yo mate a Kennedy / Tatuaje (1970-2).
8ª Sesión: La novela criminal americana y europea abandonan al detective.
Lecturas: James Ellroy: La colina de los suicidios (1986) / Ian Rankin: Nudos y cruces (1987).
9ª Sesión: El nuevo patrón de la novela criminal contemporánea.
Lecturas: Henry Mankell: Asesinos sin rostro (1991) /Andrea Camilleri: La forma del agua (1994).

El club de lectura se realizará en sesiones mensuales, los segundos martes de cada mes a partir de las 7,30 de la tarde, ajustándose las fechas en caso de periodos vacacionales, en las Universidad Politécnica.

El club está abierto a alumnos de bachillerato y ciclos, padres, profesores y personal no docente, es de asistencia libre y voluntaria y sólo conlleva dos condiciones: leer los libros y participar en las tertulias, ambas en la medida de los deseos de los asistentes.