
Jean Patrick Manchette: Balada de la Costa Oeste y El caso Ngustro

En primer lugar quería felicitaros por la pasión e interés que estoy detectando en nuestros clubes de lectura. Es evidente que encontrar a un buen escritor como es el caso de Mccoy contribuye a ello, pero también me parece que el clima de confianza en nuestras tertulias también influye y hace la conversación viva y penetrante.
En segundo lugar, mi criterio siempre ha sido seguir un orden cronológico porque ofrece la ventaja de contextualizar mejor los estilos dentro de la narrativa criminal y comparar sus diferentes tradiciones, pero eso no impide que podamos hacer incursiones unos años adelante o atrás en función de qué autores o estilos puedan interesarnos. Tampoco resulta extraño que nos cueste dejar atrás los años 30 o 40 del siglo XX en la narrativa policial americana. Pronto comprobaréis que son los mejores.
Nuestro autor elegido para el próximo 8 de marzo es Jim Thompson y la novela, “1280 almas”. Un escritor duro y contundente en la mejor tradición de la novela negra americana que imprime un sesgo muy personal que nos recuerda a James M. Cain y la rama “tough” o más dura de la novelística americana criminal. Para entendernos, la narrativa criminal americana que podemos considerar más clásica, tiene tres materias o temas principales: los detectives privados que ponen patas arriba las situaciones que investigan (lo que los americanos llaman hard boiled); las historias de gánsters y delincuentes profesionales (las crook stories); y las historias de tipos más o menos normales que acaban convirtiéndose en criminales (las toughs stories). Horace Mccoy militaba es esta última liga (como James Cain, David Goodis, que toca también las crook stories, y sobre todo Jim Thompson, que es el más brutal de todos y tiene la virtud del enfoque psicológico sin la jerga psicológica. Virtud que cultivó mucho tiempo Patricia Highsmith.
Su novela “Los timadores” os permitirá la comparación con la excelente película dirigida por Stephen Frears con Anjelica Huston y John Cusack, en 1990, aunque la novela que leeremos y comentaremos en el club será “1280 almas”, que es la más característica de Thompson. Y la otra novela que os recomiendo es “El asesino dentro de mi cabeza.
Os cito una reseña sobre una biografía de Jim Thompson de Robert Polito cuyo título, Arte salvaje, es bastante ilustrativo: “Tras las palabras de Polito encontramos muchas vivencias y episodios, desde la época en la que estuvo más ligado al comunismo hasta aquella otra en la que se ganó el pan como redactor de periódico. Vidas diferentes que se encuentran en un mismo punto: siempre fueron breves. Thompson salta a conciencia de una punta a la otra del país, prueba suerte en Hollywood y mantiene una colaboración tempestuosa con Kubrick; vive el rechazo a sus libros y la obligación de escribir basura para seguir a flote; Marcel Duhamel eligió 1.280 almas como libro 1.000 de su Série noire y en Estados Unidos le destrozaban una novela como La huida para adecuarla a un tipo como Steve McQueen. Un poco de todo, un poco de nada. A diferencia de Chester Himes, no tuvo la fortuna de poder emigrar a Francia para que su obra se revalorizase ante los buenos ojos de la vieja Europa”.
La biografía de Jim Thompson, junto a la citada reseña, os será útil para situar al autor.
No os lo perdáis, no sabéis lo que os espera.
Emmanuel Carrère
[520 págs.] Anagrama, 2015.
Jamás me han despeinado lo más mínimo los premios a la hora de acercarme a un escritor (e incluso, en las letras hispanas, no ha sido extraño que me espantaran) pero en el caso de Carrère, procedente de la algo dormida literatura francesa, no pude evitar sentirme impresionado por la potencia de su libro anterior, Limonov, cuando tras leerlo reparé en su palmarés: el Premio Renaudot, el Premio de la Lengua Francesa 2011 y, en especial, el Prix des Prix 2011, que se elige entre las obras ganadoras de los ocho premios literarios franceses más importantes.
Lo que es seguro es que, con premios o sin ellos, Limonov me impactó hasta lo más profundo y en la forma en que sólo una novela hecha con cabeza y con las tripas es capaz de ser más real que la misma realidad. Eso es algo que sólo alguien que haya sido comunista en su juventud y que haya vivido la caída del socialismo real dentro y fuera de sus convicciones más íntimas, puede entender en toda su dimensión. Limonov es una monstruosidad resultado de la historia, y es una monstruosidad lógica dada la propia lógica monstruosa de la misma historia. Por eso transita el personaje desde la disidencia y la marginalidad intelectual hasta la más totalitaria nostalgia postsoviética…
Pero no es de Limonov de lo que quería hablar, sino de esa otra novela, El Reino (Premio Le Monde, también) que también arrastra una parte de mí más arcana, más primitiva, mi educación católica infantil, mi cultura católica generacional, mis católicas lecturas adolescentes desde Giovanni Papini hasta Graham Greene, o lo que es lo mismo, esos cimientos cristianos sobre los que en la primera juventud muchos edificamos aquellos primeros pisos comunistas y ateos antes de subir al ático del agnosticismo o del escepticismo (o de algún particular cóctel entre ambos). Como bien dice su prologuista: “…en esta obra monumental, casi diríamos épica y sin duda radical, aborda nada menos que la fe y los orígenes del cristianismo.
En sus páginas se entrecruzan dos tramas, dos tiempos: la propia vivencia del autor, que abraza la fe en un momento de crisis personal marcado por una compleja relación amorosa y el abuso del alcohol, y la historia de Pablo el Converso y de Lucas el Evangelista. Pablo que cae del caballo, tiene una iluminación mística y pasa de lapidador de cristianos a propagador de la nueva fe que transmuta todos los valores. Y Lucas que escribe la vida de Jesús y a partir del cual nos adentramos en los evangelios primigenios, tan diferentes al Apocalipsis de fuegos artificiales de Juan…”
Leer el Reino es un interesante ajuste de cuentas con esa visión borrosa y tranquilizadora con que nos manejamos a la hora de juzgar nuestras viejas creencias infantiles y enfrentarse con la tragedia de la falta de fe, o del conflicto entre dos fes, la fe en tu religión y la nueva fe en la ciencia que has abrazado (como es el caso del propio autor)… O más llanamente, la necesidad de enfrentarse a la realidad de que ninguna de ellas ha de salvarte de la incertidumbre. También es enfrentarse con algunas verdades crudas acerca de las auténticas raíces del cristianismo, que Carrère expone y conoce magistralmente… Abstenerse comecuras diplomados.
El Club de lectura de narrativa negra y criminal que se propone para la Asociación Senior de la U. Politécnica de Valencia tiene por objetivo hacer un recorrido desde los orígenes del género hasta el momento actual leyendo las obras originales más importantes.
La idea es conocer a fondo la evolución y cambios que se han producido en el género en el siglo y medio que lleva en vigor, calibrar su calidad, su particular equilibrio entre ficción y realidad, entretenimiento y reflexión, sus tópicos y reglas… Y, lo más importante, conversar a gusto sobre todo ello una vez leídos a los mejores autores.
1ª Sesión: La creación del género criminal.
Lecturas: E. A. Poe: Los crímenes de la calle Morgue / La Carta robada (1845) / Emile Gaboriau: El caso Lerouge (1866).
2ª Sesión: La consolidación del canon detectivesco.
Lecturas: A. Conan Doyle: Estudio en escarlata (1887). / Las aventuras de Sherlock Holmes (1891).
3ª Sesión: La edad de oro: la novela detectivesca clásica.
Lecturas: G. K. Chesterton: La incredulidad del padre Brown (1926) /Agatha Christie: Asesinato en el Orient Express (1934).
4ª Sesión: La edad de plata: la novela negra americana.
Lecturas: Dashiell Hammett: Una mujer en la oscuridad (1933) /Raymond Chandler: El sueño eterno (1939).
5ª Sesión: La novela policial europea y la supremacía del modelo americano.
Lecturas: George Simenon: Pietr el letón (Maigret, 1931-32)/Ross Macdonald : La mueca de marfil (1951).
6ª Sesión: La consolidación de la nueva novela policial europea: Suecia.
Lecturas: Per Wählo y Maj Sjowall: Rosseanna (1965) / El hombre del balcón (1967).
7ª Sesión: El intento de recreación de la novela negra en España.
Lecturas: Juan Madrid: Un beso de amigo / Las apariencias no engañan (1980-82).
M. Vázquez Montalbán: Yo mate a Kennedy / Tatuaje (1970-2).
8ª Sesión: La novela criminal americana y europea abandonan al detective.
Lecturas: James Ellroy: La colina de los suicidios (1986) / Ian Rankin: Nudos y cruces (1987).
9ª Sesión: El nuevo patrón de la novela criminal contemporánea.
Lecturas: Henry Mankell: Asesinos sin rostro (1991) /Andrea Camilleri: La forma del agua (1994).
El club de lectura se realizará en sesiones mensuales, los segundos martes de cada mes a partir de las 7,30 de la tarde, ajustándose las fechas en caso de periodos vacacionales, en las Universidad Politécnica.
El club está abierto a alumnos de bachillerato y ciclos, padres, profesores y personal no docente, es de asistencia libre y voluntaria y sólo conlleva dos condiciones: leer los libros y participar en las tertulias, ambas en la medida de los deseos de los asistentes.
Confieso que no he leído la novela y que desconozco prácticamente todo sobre el autor, por lo que será nuestro amigo Jerónimo García el responsable de presentar y contarnos todos los detalles acerca del escritor y su obra, y si nos gusta, no excluyo que en febrero disfrutemos además de una de sus novelas llevadas al cine, veréis información sobre ello en el material que he reunido acerca del autor.
Os espero a todos el 27 de enero en Matisse (www.salamatisse.es), como siempre.
Tom Kromer
[214 págs.] Sajalín Editores, Barcelona, 2015
Sorpresa. Hacía cuatro o cinco años que no me acercaba a una Feria del Libro… De vuelta de Editilde y de vuelta de Brosquil Ediciones estaba saturado de esa feria de las vanidades para aficionados que son las patéticas ferias del libro, y lo de Brosquil fue más duro porque las últimas veces fui como autor, no como editor (lo cual sólo es más duro por ser más oneroso). El caso es que me pasé por la Feria de las ferias, la de Madrid (un poco por casualidad pues no había ido por la feria) y pude rastrillarla bien el mismo día de la inauguración y he aquí que me encuentro con una editorial jovencísima (2009), con editores jóvenes y un catálogo pequeño pero atractivo (www.sajalineditores.com) dedicado cien por cien a traducciones inéditas de escritores poco o nada transitados por el…
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En nuestro próximo club nos toca leer la novela de David Goodis: Dark Passage (La senda tenebrosa) escrita en 1946, su segunda novela y disfrutar de la película que la Warner Bros adaptó de la mano del director Delmer Daves, con Humphrey Bogart y Lauren Bacall como actores principales en 1947 con el mismo título, y que se convirtió en uno de los típicos films del cine negro.
La semana pasada ya tuvimos ocasión de comentar otra de sus novelas: Disparen sobre el pianista, y aunque no pudimos ver la película de Truffaut por problemas técnicos, sí que tuvimos una muy viva discusión en torno a la novela de Goodis y su no tan pesimista filosofía de la vida.
Recomiendo también si tenéis tiempo que leáis otra de sus novelas más importantes: La calle sin retorno, de 1954, que os adjunto en formato ebook por si os apetece leer.
Y os recuerdo a todos que esta semana estará ultimado el programa especial para despedir el curso en junio y que hemos pensado desplazar al fin de semana 19-20-21 y que bajo el título: I Encuentro de sospechosos habituales de la novela y cine negros,podremos disfrutar entre el viernes 19 de junio y el domingo 21 en una hermosa casa rural de Fanzara y dedicar a pasear, comercio y bebercio sanos y ver cine negro. Os lo remitiré para que vayáis haciendo vuestras reservas, no os lo perdáis aunque no hayáis venido hace tiempo al club (o no hayáis venido todavía o hayáis dejado de venir…) porque habrá sorpresas y será muy interesante.
EL CLUB DE LECTURA DE NARRATIVA CRIMINAL del miércoles 26 de marzo en Matisse, a las 8,15.
Nuestro próximo autor a leer en nuestro Club de Lectura de Narrativa criminal el miércoles 26 de marzo (una semana después de lo habitual por las Fallas) es Cornell Woolrich, o si lo prefieren: William Irish.
¿La novela? Pues iba a ser La noche tiene mil ojos (de la que hay una versión cinematográfica con Edward G. Robinson), pero lo dejaremos para mejor ocasión y leeremos Las garras de la noche que tiene cuatro novelas cortas (o si lo preferís, relatos largos) y una introducción que merece la pena no perderse. Hay una edición de Alianza Editorial de 1986 que no será difícil conseguir (y si vais al final del sitio a archivos, menos).
¿La razón? Hay muchas razones pero la principal es ampliar esa estrecha visión que hay acerca de la llamada “novela negra” americana, como hicimos al leer a W. R. Burnet y comprobar que junto a hard boiled story (o novela de detective), teníamos la crook story (o novela de delincuente), de la que era uno de los mejores iniciadores. Y aún nos queda por echar un vistazo a la tough story (o novela de criminal) que tendrá a Janes M. Cain como uno de sus ilustres iniciadores. Bien, pues Woolrich es uno de los pioneros de la novela de suspense, una de las corrientes del policial americano que tendrá más éxito en la narrativa criminal y en el cine negro. Incluso, una gran influencia en el éxito que el término “negro” tuvo en la calificación del género desde que se creó la famosa “Serie Noir” de Galimard, ya «que es interesante recordar que el concepto de “género negro” se debe al poeta francés Jacques Prévert, [amigo de Marcel Duhamel, traductor al francés de los primeros americanos] que acuñó el término de Série noire para definir un cierto estilo literario, son muchos los especialistas que indican que Prévert se inspiró en los títulos de las novelas de William Irish, donde el adjetivo negro está presente con obsesiva reiteración, como indica The Black Curtain [1941], Black Alibi [1942], The Black Angel[1943], The Black Path of Fear [1944] o Rendezvous in Black [1948]».
Ver enlace.
Además, Francisco Machuca, en una carta retórica a William Irish de 24 de mayo del 2013 se hacía una pregunta interesante cuya prosapia aprovecho para presentaros lo esencial de Woolrich: «Tú; Cornell Woolrich y más conocido por el seudónimo de William Irish, fuiste un maestro del suspense que dotaba a tus relatos de un ritmo febril, propiciado por el calculado despliegue de datos y por la duda en que muchas veces sumergías al lector; un escritor de cuya mente surgieron las pesadillas de las que después beberían postreros escritores y cineastas. Y sin embargo, tu nombre se pierde con frecuencia en los fríos datos, que reducen tu influencia en el Séptimo Arte a tres adaptaciones de tus obras: La ventana indiscreta, de Alfred Hitchcock (1954), La novia vestía de negro (1969) y La sirena del Mississippi (1969), ambas del gran François Truffaut.
»Cierto que éstos son los mejores filmes que se han hecho nunca de tus originales, pero no es menos cierto que tus novelas y relatos cortos fueron llevados al cine hasta en 26 ocasiones, y aunque algunos de ellos no están ni remotamente a la altura del original, otros cristalizaron en títulos tan interesantes como The Leopard Man, de Jacques Tourneur (1943); La dama desconocida, de Robert Siodmak (1944); Ángel negro, de Roy William Neill (1946) o Mil ojos tiene la noche, de John Farrow (1948), películas que abordaban temas como el de la carrera contra reloj para salvar a un hombre inocente o el del hombre común que acaba por convertirse en asesino, hoy recurrentes pero entonces completamente novedosos y originales.
»¿Por qué, entonces, no ocupas el puesto de honor que con frecuencia se reserva a William R. Burnet, Dashiell Hammett o James M. Cain? Quizá porque, siendo como eras un referente indiscutible para muchos cineastas del género negro y pese a contar en tus escritos con abundantes descripciones cinematográficas, no tuviste la suerte de que alguien hiciera una obra maestra partiendo de los relatos cortos que también dominabas (Hitchcock lo hizo con La ventana indiscreta, sí, pero ni en el cuento original está el mejor Woolrich ni cabe englobar esa obra en el género que te hiciera famoso)». Ver enlace.
La pasada sesión del miércoles 19 Mac Donald cosechó división de opiniones en principio. Pero tras la discusión se fueron poniendo de relieve la cualidades del escritor y de su protagonista, Archer. Trama psicológica (una novedad en esta narrativa)