Tom Kromer
[214 págs.] Sajalín Editores, Barcelona, 2015
Sorpresa. Hacía cuatro o cinco años que no me acercaba a una Feria del Libro… De vuelta de Editilde y de vuelta de Brosquil Ediciones estaba saturado de esa feria de las vanidades para aficionados que son las patéticas ferias del libro, y lo de Brosquil fue más duro porque las últimas veces fui como autor, no como editor (lo cual sólo es más duro por ser más oneroso). El caso es que me pasé por la Feria de las ferias, la de Madrid (un poco por casualidad pues no había ido por la feria) y pude rastrillarla bien el mismo día de la inauguración y he aquí que me encuentro con una editorial jovencísima (2009), con editores jóvenes y un catálogo pequeño pero atractivo (www.sajalineditores.com) dedicado cien por cien a traducciones inéditas de escritores poco o nada transitados por el lector español. Línea limpia que me recuerda un poco a las Ediciones del Acantilado, bien cuidada y con calidad gráfica, con una inequívoca vocación de cuidar lo marginal poniendo de relieve lo injusto de esa marginalidad.
Ejemplo nuestro autor, Tom Kromer, un joven arrojado a la supervivencia en lo más duro de la depresión de los años 30, un escritor de un solo libro publicado en 1935 (junto a unos relatos breves publicados hasta 1937 en Pacific Weekly) que acabó devorado por la mendicidad… ¿Por qué su estremecedora lectura nos resulta hoy tan familiar? ¿Es solo por la crisis que hemos dado en bautizar como Gran Recesión a imitación de aquella Gran Depresión? El texto es toda una lección de estilo literario directo, objetivo y, a la vez, desnudo y duro, y tierno… Y esa combinación es particularmente perturbadora. Un conjunto de relatos, intercomunicados entre sí, que merecen ser leídos, y tanto que lo merecen. Enhorabuena a sus editores y a su traductora por su trabajo.